las primeras horas del traspaso de poder del kirchnerismo al macrismo, el nuevo secretario de Comercio, Miguel Braun, se encontrará con varios desafíos.
Es que el flamante funcionario de Mauricio Macri desembarcará en sus oficinas junto a una batería de reclamos que la administración de Cristina Kirchner atendía con cuentagotas y que dejó congelados tras la primera vuelta electoral. Empresas de consumo masivo, laboratorios, prepagas e importadores son sólo algunos de los que están ansiosos por transmitir sus necesidades, desde aumentos de tarifas y precios hasta la liberación de divisas para el comercio exterior.
Uno de los principales puntos a discutir es el programa «Precios Cuidados» con el que el gobierno saliente pretendía controlar la inflación.
«El plan fue nefasto porque desfocalizó a las empresas, desnaturalizó el mercado y quebró la relación entre las marcas, pero no sirvió para bajar la inflación», dijo un alto ejecutivo de una compañía líder. «Si Precios Cuidados sobrevivió sin que todo explotara es porque el valor de las commodities bajó mucho», agregó.
«Si dejan Precios Cuidados otros seis meses no lo van a poder sacar más; el nuevo gobierno lo sabe, pero es una cuestión política: no quiere hacer algo que pueda ser criticado», agregó otro ejecutivo que integra la Copal.
Consultado acerca de si la eliminación del programa no empeoraría aun más la situación luego de los fuertes aumentos de precios de las últimas dos semanas, el ejecutivo dijo que eso será administrado por el acuerdo de precios y salarios que buscará el gobierno de Macri.
Desde los laboratorios le pedirán que autorice subas de los precios de los medicamentos, algo que vienen reclamando hace meses en el sector. Vienen realizando aumentos a cuentagotas de 10% y 15%, pero según los empresarios no logran equilibrar la balanza y hablan de un desfasaje del 40% entre los valores de venta y los costos de producción de los remedios.
Algo similar sucede con las prepagas. Las compañías de medicina privada vienen solicitando entre 7% y 15% de aumento en sus cuotas, incrementos que según los ejecutivos del sector quedaron pendientes de 2013 y 2014.
Los importadores, en cambio, apuntarán a las Declaraciones Juradas Anticipadas de Importación (DJAI) se han ido acumulando los últimso años y la deuda de estos empresarios con el exterior fue creciendo y ya llega a unos u$s100 millones, calculado al 30 de junio. El punto es cómo se hacen de dólares para cancelar esas obligaciones.
«La situación real a la fecha no la conoce el gobierno entrante y lo más probable es que tampoco la conozca el saliente. Resta saber, además, cuál es el stock de DJAI observadas», afirmó Rubén García, secretario de la Cámara de Importadores de la Argentina (CIRA).
Todo en un contexto de incertidumbre acerca de si el sistema caducará, tal como está previsto, a fines de este mes. «A esto hay que sumar la deuda de las filiales de las multinacionales con sus casas matrices, que son otros u$s4.000 millones. Y hay muy poco margen para ajustar, para escapar del problema: el 83% de lo que se importa va a la producción y a la industria. Entre Tierra del Fuego, la industria automotriz y la energía se va el 35% de las importaciones», explicó el ejecutivo al diario La Nación.
La buena noticia para Braun es que bastarán unos pocos gestos para recomponer la relación y el diálogo fluido con empresas que vienen de años de destrato por parte de Guillermo Moreno y de la desconfianza de su sucesor, Augusto Costa.
Fuente: IProfesional