Por Adrián Luciani / aluciani@lanueva.com
En lo que va del año las cargas de gas natural licuado llegadas al puerto local registran una caída del 57 por ciento con relación al año pasado, con apenas siete barcos recibidos y tres anunciados para lo que resta del mes.
Las cifras confirmadas por fuentes portuarias manifiestan una realidad opuesta a la declarada días atrás por el ministro de Energía de la Nación, Juan José Aranguren, al momento de defender las compras a Chile, a mayor precio y sin licitación, lo que despertó una fuerte polémica.
Tanto el ministro como otros funcionarios del área señalaron que no quedaba otra opción que traer gas desde Chile porque Bolivia no está en condiciones técnicas de aumentar sus envíos y las terminales regasificadoras de Bahía y Escobar no pueden recibir más barcos de los que ya están agendados para los próximos meses.
Incluso desde la agencia oficial Télam se informó que fuentes de la cartera energética señalaron que los citados regasificadores “están al tope de su capacidad”.
De certificarse dicha situación, la cual motivó algunos pedidos de informes por parte de legisladores de la oposición y una desmentida oficial por parte de Bolivia, se estaría generando no solo una situación irregular desde el punto de vista administrativo, sino también un duro perjuicio para el puerto de White y las arcas nacionales.
El precio que del gas que se compró en forma directa a Chile es un 53 % más caro que el que llega por barco al puerto local y a Escobar, donde se pagarán 4,50 dólares por BTU (medida de energía en la que se mide el gas), según se estableció en la última compra de 30 cargamentos.
Además, esta cifra representa un 128% de aumento con relación a los 3,02 dólares por BTU que cuesta el gas importado desde Bolivia.
El acuerdo fue realizado entre Enarsa y Solgas –una firma intermediaria del grupo internacional GDF Suez— y prevé la entrega de 86 millones de metros cúbicos de gas entre mediados de mayo (comenzó el martes pasado) y el 15 de agosto, por medio del gasoducto Norandino que vincula la planta regasificadora chilena de Mejillones y la provincia de Salta.
Las declaraciones de Aranguren sobre la supuesta saturación de la capacidad de regasificación local también resultan sorpresivas si se tiene en cuenta el paulatino descenso que vienen registrando en los últimos años las importaciones de GNL por el puerto local, tendencia que es muy probable que continúe este año. Incluso, según las fuentes consultadas, jamás se llegó a la capacidad máxima de regasificación.
Si se comparan las cargas arribadas en 2014 y 2015 al muelle de la compañía Mega, se advierte una caída del 6,2 % pasando de 2.384.105 a 2.236.219 toneladas. El 2014 ya había reflejado un descenso del 2,2 % frente a las cargas recibidas en 2013, pasando de 2.438.644 a 2.384.105 toneladas.
Incluso hay quienes hablan, con un exceso de optimismo, de la posible llegada en el año de 44 buques, cifra ya lograda en 2014 y superada en 2013, por lo que no puede hablarse de saturación.
Menos es más
A fines del año pasado el presidente Mauricio Macri había anunciado que iba a estudiar la posibilidad de sustituir progresivamente las importaciones que llegan de mercados de ultramar a través de barcos metaneros.
“Lo que debemos hacer es ir disminuyendo las importaciones extra zona que son caras y tienen inconvenientes”, puntualizó Macri en alusión a las compras de GNL, que en la anterior administración fueron objeto de duros cuestionamientos y denuncias sobre manejos poco claros.
Fuente: La Nueva