Hoy para los rusos traer vino de la Argentina es más difícil y más costoso que desde Europa. Pero además, el mercado ruso debería tener mayor gravitación sobre nuestras exportaciones, dada la importancia del país y perspectivas del mercado.

Argentina buscó como una de las salidas el mercado ruso, especialmente San Juan ya que contó en los últimos años con un embajador sanjuaninos como Leopoldo Alfredo Bravo que mejoró las relaciones comerciales de bodegas con Rusia. Si bien las primeras exportaciones de vino argentino a aquel país se iniciaron en la década de los 80 transportado no en botellas, sino en cisternas, desde 1998 comenzaron a ser importados a Rusia vinos argentinos embotellados. El interés por los vinos argentinos en aquel momento, fue condicionado por la crisis económica que se desató en Rusia. Los ingresos de la población rusa disminuyeron y entonces no podía permitirse el consumo de vinos europeos de calidad. Argentina, por su parte, tenía la posibilidad de ofrecer vinos de calidad no inferior, pero a precios accesibles.

Al principio, el volumen de ingreso de los vinos argentinos a Rusia fue prácticamente insignificante. El pico de las importaciones a Rusia recae sobre el período previo al año 2008, cuando Argentina exportó a Rusia 100 millones de litros por un total de 38 millones de dólares. Fue la cima, luego fue cayendo y el 2014 terminó cerca de 5 millones de litros y en lo que va del 2015 apenas hemos vendido 3 millones, un mercado perdido.

Hoy para los rusos traer vino de la Argentina es más difícil y más costoso que desde Europa. Pero además, el mercado ruso debería tener mayor gravitación sobre nuestras exportaciones, dada la importancia del país y perspectivas del mercado. El potencial es grande. No son sólo los obstáculos operativos que frenan el desarrollo de las exportaciones, debemos decir que también hay obstáculos culturales y propios del desconocimiento.

El mercado del vino en Rusia está sufriendo desde septiembre del 2014 importantes turbulencias derivadas de la situación de fragilidad económica por la que atraviesa el país y de la fuerte devaluación del rublo, que ha perdido un 40% de su valor desde principios de 2014. Es decir la situación actual del sector está definida por dos vectores principales: La caída de la demanda debido a la pérdida de poder adquisitivo de la población y la inestabilidad del rublo que afecta a la operativa de importación y pagos a proveedores. Esto ha provocado que España haya vuelto al primer puesto entre los suministradores de vino a Rusia por volumen, debido a la dinamización de las importaciones de graneles en 2014.

Para 2015-16 las previsiones no son pesimistas pero tampoco invitan al optimismo. La caída del consumo en este ejercicio será del 20-25%, habrá una caída de las importaciones y muchos de los importadores deberán renovar sus licencias en los próximos 2 años, por lo que no se puede descartar una cierta dosis de inestabilidad por esta razón.

La importación de vino entre en los primeros 6 meses de 2015 ascendió a U$S 265,396 millones, evidenciando una caída del 33,3% respecto al mismo período de 2014.

En lo que se refiere al vino, en Rusia su consumo se sitúa en torno a los 5,5 litros per cápita al año y se mantiene algo estable con ligera tendencia al alza. El volumen del mercado del vino en valor, según estimaciones no oficiales es de U$S 8.000 millones al año. La producción rusa de vino no es capaz de satisfacer la demanda existente debido a la insuficiencia de oferta así como a la poca calidad general de los vinos rusos. Además de España, los principales suministradores de vino de calidad son Francia, Italia y Nuevo Mundo, principalmente Chile y Argentina.

Sputniknews publicó que el ministro ruso de Agricultura, Alexandr Tkachov, ha propuesto prohibir la importación de vinos a granel ya que las empresas vinícolas nacionales de hecho solo embotellan vinos de otros países. ‘Es inadmisible que nuestras compañías vinícolas sean meras plantas de embotellamiento. El productor nacional recupera su capital en 15 años, por eso es más fácil comprar vinos a granel de Sudáfrica y embotellarlo como ruso. Debemos elevar los aranceles o prohibir la importación‘, señaló Tkachov. Anteriormente los viticultores de Crimea pidieron al Gobierno limitar la importación de vinos de Europa para proteger a los productores nacionales. Este posible veto podría causar el alza de los precios y un gran déficit en el país.

El programa de sustitución de las importaciones lanzado por el Gobierno es poco probable que se cumpla en menos de 10 años ya que una de las razones es que los empresarios y el Estado carecen de fondos para aumentar las plantaciones de uvas.

Fuente: Diario de Cuyo