Norberto Fermani, Pte la Cámara Argentina de Industrias Ópticas y afines (CADIOA)
La campaña electoral está en su cúspide y los debates e intercambios se incrementan día a día. Cada uno de los espacios políticos de alguna manera ya ha mostrado su dirección en cuanto a lo económico, un área de interés no sólo para quienes estamos en el ámbito empresario y con responsabilidades en entidades gremiales, sino también para todos los ciudadanos, que tienen en su retina las crisis contemporáneas cuyo epicentro fue lo económico: corralito, corralón, cacerolazos, apertura indiscriminada de las importaciones, cierre de fábricas, despidos, desocupados, inseguridad y tristeza para nuestro pueblo.
Hoy la realidad, con todos sus problemas, es otra y permite debatir temas que aun no se han encarado con profundidad. «Lo que falta» como lo denominan los candidatos presidenciales y sus alfiles económicos.
En esa lista de temas a debatir, con el foco puesto en la acción, está el flagelo del contrabando.
Mucho se ha hecho en estos años desde organismos como Aduana y AFIP, y es algo que no sólo no se debería perder: tenemos que incrementarlo. Lamentablemente, este tema parecería no estar en agenda. Preocupan más las DJAI (Declaración Jurada Anticipada de Importación), el valor del dólar o la inflación que el contrabando. ¿Cómo se pude competir contra el contrabando? No hay DJAI que lo detenga ni valor del dólar que le de competitividad a las empresas que están en regla. El contrabando es un tema que debería estar en la primera plana de la agenda nacional. Más cuando se trata de productos que no sólo afectan la rentabilidad de los empresarios y los puestos de trabajo que estos generan, sino la salud y el bienestar de los consumidores. Lo vemos en nuestro sector con los anteojos que se venden en la calle que son un veneno para nuestra visión y la de nuestras familias, pero hay muchos sectores comparables. Más importante aun es el tema si tenemos en cuenta el costado humanitario del problema, ya que detrás de esos anteojos o productos de contrabando no sólo se encuentra que los ingresan ilegalmente al país, sino trabajadores explotados y, en algunos casos, trabajo infantil y esclavo.
Con todo lo dicho, consideramos que la agenda del desarrollo debe contener entre sus variables estratégicas el combate contra el contrabando, sumando este elemento a las ya debatidas medidas de administración del comercio; mejoras en la infraestructura y logística del país; agregado de valor en origen; y atracción de inversiones enfocadas en ciencia, tecnología y segmentos que sean a futuro generadores de dólares genuinos para el país.
Esperamos ver en el tramo final de la campaña este tópico, que es un problema que en esta elección es tan invisible como el nivel de daño que le proporciona a la sociedad argentina.
Fuente: Cronista.com