Por Cledis Candelaresi

A instancias de la Cámara Argentina de Comercio (CAC), empresarios de todo el país reclamarán al Gobierno nacional que libere la importación de una serie de productos que hoy no se fabrican localmente y que están amparados por licencias no automáticas. Heladeras de lujo, elevadores industriales y lámparas led figuran en la nómina que será presentada en los próximos días ante el equipo de Miguel Braun con el objetivo de que relaje las fronteras.

A través de las cámaras asociadas, incluidas las entidades de comercio binacional, la CAC comenzó esta semana una encuesta para definir cuáles son aquellos productos que no se producen en la Argentina o que se hacen sólo marginalmente y, sin embargo, están afectados por las licencias no automáticas, un trámite de resultado incierto.

Las primeras medidas de la administración macrista no sólo ratificaron el paraguas que había diseñado el kirchnerismo, en particular sobre sectores sensibles, sino que incluyó otras posiciones que no estaban protegidas, derribando el mito de que podría aplicarse un liberalismo a ultranza. Aun así, el 80% de las posiciones arancelarias están liberadas e importar productos referidos por ellas no debería demandar un trámite superior a las veinticuatro horas.

Aunque el enunciado anima a los comerciantes que, a diferencia de ciertos sectores de la industria no ponen en juego su subsistencia por competir, tal automaticidad todavía es una promesa, quizás por dificultades de índole administrativa. Y el 20% restante, cuyo ingreso está sujeto a un permiso especial, a veces involucra posiciones “Bolsa”, muy amplias, dentro de las cuales caben bienes que no se consiguen en el mercado local y cuya importación debería ser fácil.

Monitores touch screen, algunos cables de conectividad entre dispositivos y computadoras, equipos de control de asistencia por huellas dactilares son algunos de los varios ejemplos que se suman a los mencionados arriba de productos que podrían estar liberados porque no se producen. Otros, como las balanzas emisoras de tickets electrónicos sí se fabrican pero sólo de forma marginal y, según se detalla en la lista en confección, a una calidad muy inferior a la que se importan desde Corea.

Otras normas y China

La movida empresaria coincide con un trabajo técnico que encaró Comercio y que, de algún modo, puede interpretarse como con sentido inverso.

Esa dependencia está en pleno análisis para reglamentar las compras de productos desde el exterior, definiendo qué condiciones técnicas hay que cumplir en cada caso. Valgan de ejemplo: cuánto formaldeído puede tener una prenda para ser blanqueada, qué resistencia y capacidad de torsión una pieza de acero o la obligatoriedad de facilitar repuestos para artículos que puedan requerir reparaciones.

Los especialistas en el rubro recuerdan que Brasil tiene más de mil normas técnicas de este tipo para admitir que ingresen productos a su país, contra apenas doscientos de la Argentina. A esta tarea se sumarán las propias de la AFIP y la Aduana en relación con el comercio exterior y que deberían obstaculizar burlas al fisco y a los industriales vernáculos como serían la importación desde proveedores fantasmas, a precio vil o falseando el bien para ingresar automáticamente cuando requieren una licencia.

El peligro más nítido que aparece en estos casos es el de China, competidor imbatible en algunos rubros. En ámbitos internacionales, este año se le reconocería a este país el estatus de “economía de mercado”, lo que dificultaría aún más activar frenos a los productos de ese origen. Entre otras implicancias, para la Organización Mundial de Comercio esa categoría supone liberar a priori a los precios de sus productos de la sospecha de ser el resultado de una subvención.

La Asociación Latinoamericana de Acero (Alacero), donde Techint tiene gravitación notoria, está advirtiendo por escrito sobre los presuntos riesgos de la invasión de bienes siderúrgicos chinos. En particular en un momento de esta actividad que en el mundo está en crisis por la retracción del consumo, en parte provocada por la crisis petrolera. Las acerías locales están protegidas, pero no tanto como para enfrentar a las competitivas láminas chinas.

Fuente: Bae negocios