JAVIER LOJO

En agosto de 2014 el gobierno ruso declaró la guerra comercial a occidente en respuesta a las sanciones por su actuación en Ucrania.

El primer ministro Dimitri Medvedev anunció el 6 de ese mes que su país dejaba de importar frutas, verduras, lácteos, carne y pescados de la Unión Europea, Estados Unidos Canadá, Australia y Noruega, en respuesta a sus sanciones por la injerencia del Kremlin en Ucrania.

La prohibición a la importación de estos productos iba a estar vigente por un año, pero las relaciones nunca se recompusieron y el boicot continúa, por ahora hasta fines de 2017.

La histórica medida, que abrió una nueva y peligrosa etapa en las relaciones comerciales entre Rusia y los países incluidos en el embargo, permitía proyectar en ese entonces al Valle como uno de los principales abastecedores de frutas del gigante euroasiático teniendo en cuenta la salida del mercado de los grandes países de occidente.

El dato no era menor. Según unreciente informe de “Fruit&Vegetable Facts”, en 2013 Rusia había importado 6,2 millones de toneladas frutas, de las cuales 1,8 millones correspondían a peras y manzanas. Ese año el Valle de Río Negro y Neuquén había colocado en el mercado ruso sólo 125.000 toneladas entre los dos productos, volumen que representaba apenas el 7% del total de las importaciones.

Así las cosas, Rusia se podría convertir en el principal destino de nuestras exportaciones.

Pero por distintas causas, este boom comercial nunca se dio. Durante el primer semestre de 2016 las colocaciones de pomáceas argentinas en este destino llegaron a algo más de 65.000 toneladas. En el mismo período de 2014 (justo antes de la entrada del boicot) habían alcanzado cerca de 90.000 toneladas. Contra todos los pronósticos se desplomaron alrededor del 30% en las siguientes dos temporadas tras las restricciones a occidente.

Para los principales analistas, existieron distintas variables, políticas y económicas, que cambiaron las expectativas proyectadas en aquella primavera de 2014.

En principio se puede decir que los efectos negativos que pretendía occidente sobre el tándem Putin- Medvedev tras el bloqueo de comercio, nunca se dieron. Es más, hasta el día de hoy la actuación del presidente en el conflicto por Ucrania y Siria desató una lluvia de sanciones y críticas occidentales, pero disparó su popularidad entre los rusos a niveles históricos. ¿Qué es lo que no se logra comprender de Putin, ni de sus gobernados, ni de su renovado nacionalismo? Tal vez la respuesta esté en los secretos del alma rusa: frente a un Occidente siempre “materialista” y “frívolo”, ellos se sienten los defensores de los valores humanos más nobles.

Cuanto más se los ataque o más bloqueos existan contra su territorio, más nacionalistas se vuelven. En definitiva, políticamente hablando, para el gobierno ruso el accionar de occidente suma no resta.

Pero volvamos a las frías estadísticas comerciales.

La caída que registraron las importaciones rusas en el período bajo análisis representó algo global. Con esto se quiere decir que las menores ventas de la Argentina no fueron aisladas.

En el primer semestre de 2014 Rusia importó 2,9 millones de toneladas de frutas (todas especies y variedades) mientras que en el mismo periodo de este año esa cifra llegó sólo a algo más de 2,3 millones.

Tal como lo destaca el cuadro adjunto, en manzanas se pasó de las 742.000 toneladas importadas en los primeros seis meses de 2014 a las 358.000 toneladas en 2016. Es decir que se importaron cerca de 400.000 toneladas menos de esta pomácea. La pera mostró esta misma tendencia con mermas de algo más de 100.00 toneladas.

Esta menor oferta en los mercados rusos en la actualidad no tiene efectos sobre los precios de los productos finales en góndola como podría llegar a esperarse. Las causas de ello, según los operadores económicos, están dadas porque ingresan grandes volúmenes de contrabando al mercado, por una mayor producción propia que se destina a las ciudades (antes eran consumidas en las aldeas o pequeños pueblos locales) y las opciones de una mayor variedad de frutas alternativas.

Para la nueva temporada que se avecina, las condiciones del Valle respecto al mercado ruso no tendrán un importante cambio de tendencia. Los exportadores regionales seguirán privilegiando el envío de pera y manzana de una calidad intermedia, abasteciendo un nicho tradicional de la fruta argentina. Lenta pero progresivamente, el Valle cederá espacios en este importante mercado que años atrás llegó a absorber más de 200.000 toneladas de sus pomáceas.

Las sanciones económicas que occidente aplicó sobre Rusia sólo hicieron crecer el nacionalismo y la figura de los líderes políticos como es el caso de Putin y Medvedev.
Dato
30%
Es el menor volumen de peras y manzanas exportadas por Argentina a Rusia tras el anuncio del bloqueo.
Causas de las menores ventas
Caída progresiva de la producción de frutas en la región del Valle desde 2014.
Falta de fruta de calidad para poder llegar a este destino con un producto diferencial.
Costos locales que quitan competitividad a la fruta del Valle en destino.
Mayor oferta local por aumento de producción y menos fruta de industria.
Estadísticas rusas sobre la manzana
La producción en 2011 fue de 1,12 millones de ton. En 2016 se proyectan 1,39 milllones de ton.
Hacia la industria se destinó 721.000 y 370.000 toneladas respecivamente.
El consumo interno pasó de 1,5 a 1,6 millones de ton. entre 2011 y 2016

Fuente: Río Negro.com.ar