Por Gabriel Profiti
Más que la crisis política que acaba de eyectar a Dilma Rousseff del poder, al Gobierno de Mauricio Macri le preocupa que Brasil resuelva sus trastornos económicos. La recesión del vecino impacta en el comercio bilateral y en el nivel de actividad argentina e inquieta a los empresarios locales.
Durante la visita que el ministro de Producción, Francisco Cabrera, hizo este martes a la Unión Industrial Argentina (UIA), los anfitriones no solo aplaudieron las medidas de estímulo para PYMES anunciadas previamente sino que plantearon la preocupación creciente por la apertura de las importaciones a Brasil y China.
El Gobierno sostiene que ese franqueo no es tal, sino que se ciñó a la eliminación ‘inevitable’ de las Declaraciones Juradas Anticipadas de Importación (DJAI), un sistema de barreras implementado por el kirchnerismo y condenado en un juicio arbitral en la Organización Mundial de Comercio (OMC) tras un planteo de Estados Unidos, la Unión Europea, Japón y otros países.
No obstante, la preocupación es compartida entre funcionarios y empresarios porque se trata de los principales socios comerciales del país y la balanza en ambos casos es muy deficitaria.
Este rojo es arrastrado desde hace varios años pese al esquema proteccionista impuesto por el kirchnerismo, por lo que habrá que ver cómo evoluciona bajo la nueva administración. Cualquier movimiento brusco en ese sentido pondrá bajo la lupa la reinserción internacional pretendida por Macri así como el vínculo político con ambas naciones, que en el caso de Brasil también está pendiente del resultado de su crisis institucional.
«¿Qué hacemos con China?’, le preguntó sonriendo el ministro de Hacienda, Alfonso Prat-Gay, a Macri en una de las últimas reuniones que mantuvo el presidente con el gabinete económico.
La consulta apuntaba a cómo encarar el comercio exterior con la segunda economía mundial que en 2015 arrojó un déficit para Argentina de más de 6.500 millones de dólares (6.574.607.431, según datos oficiales por 5.174.431.572 dólares de exportaciones contra 11.749.039.003 de importaciones).
De eso hablaron los presidentes Macri y Xi Jinping en la última Cumbre de Seguridad Nuclear en Washington. China jura que no quiere superávit comercial y propone un esquema para equilibrarlo sobre la base de acuerdos en materia de sanidad; la cooperación en el procesamiento de los productos agrícolas; y el desarrollo de un Foro empresarial binacional que alcance a gobiernos locales.
China sigue teniendo costos muy bajos de mano de obra con relación a la Argentina y hay sectores industriales, como el de la metalmecánica, que son sensibles al aluvión exportador chino. Brasil, por su parte, registra costos laborales similares a los de la Argentina, pero el comercio está regido por el arancel cero y su crisis hace que el intercambio tienda a desbalancearse.
En el plano político, el gobierno de Cambiemos solo atinó a señalar su esperanza de que Brasil consolide su democracia y que a partir de ese proceso vuelva a crecer.
La situación del principal socio del Mercosur ‘afecta a la Argentina de muchas maneras’, dijo Prat-Gay y completó: ‘En términos generales, creo que nos saca alrededor de 1,5 puntos de crecimiento este año. Y para un año en el que no se esperaexpansión, Brasil nos define si ganamos, empatamos o perdemos’.
En el caso de Brasil, el déficit de la balanza alcanza a 3.000 millones de dólares (2.924.475.832 dólares por 10.081.115.005 de exportaciones frente a 13.005.590.838 de importaciones).
El sector automotriz argentino destina más del 80% de la producción a ese país y en el primer trimestre del año registró una caída de exportaciones en torno al 40%. La situación allí también afecta a los sectores del plástico, cauchos y químicos, metalmecánica, electrodomésticos y textiles, por la menor demanda o por la oferta de productos del vecino país.
‘Hay preocupación por parte del empresariado porque la economía estaba cerrada hasta diciembre. Pasamos de un sistema cuestionado y condenado internacionalmente (DJAI) a un sistema de protección focalizado en los sectores sensibles bajo normativa OMC’, evaluó el director de la consultora ABECEB, Dante Sica.
Agregó que ‘actualmente hay un 60% más de Licencias No Automáticas -una herramienta de administración del comercio- que antes del cepo. El problema es la falta de competitividad en esos sectores donde los costos laborales en dólares e impositiva son altos’. De hecho, importadores y algunos países vecinos como Uruguay ya elevaron planteos por estas barreras.
‘El empresario se acuerda de la devaluación del real en el ’99 donde acá tenías caída del consumo, de la producción y un incremento de las importaciones, pero ese no es el escenario actual. Para igualarlo las compras a Brasil tendrían que crecer un 80%’, ponderó Sica, quien indicó que se espera que la economía argentina comience a crecer en el cuarto trimestre de este año.
Fuente: Diario Popular