Por Juan Gasalla
El INDEC difundió la semana pasada los datos de la balanza comercial del primer semestre de 2016, que reflejó un modesto superávit de 479 millones de dólares. Si se descuenta el déficit comercial del mismo período de 2015 (- USD 483 millones) se trata del superávit más estrecho desde el año 2000, cuando alcanzó USD 365 millones entre enero y junio.
Un dato preocupante fue la contracción de los montos involucrados, los más bajos desde la recesión internacional de 2009. El total exportado fue de USD 27.735 millones mientras que las importaciones registraron un valor de 27.256 millones de dólares.
«En el primer semestre, la disminución de las ventas externas del país fue menor en relación a las compras al resto del mundo con lo cual el resultado comercial es superavitario aunque magro», explicó la consultora Abeceb.com.
Aún con la apertura comercial que impulsó el gobierno de Mauricio Macri, luego de desarticular las restricciones cambiarias en diciembre de 2015, los volúmenes negociados crecieron modestamente, un 8% para las exportaciones y 9,1% para las importaciones.
La clave para que se mantuviera el saldo favorable del intercambio de Argentina con el mundo fue el aumento de las ventas del agro, promovidas por el Gobierno con el recorte de retenciones y la devaluación del peso. «Para Productos primarios y Manufacturas de Origen Agropecuario fue significativo el aumento de las cantidades exportadas, que compensó la disminución de sus precios», explicó el INDEC.
Con los mismos precios del año pasado, en el primer semestre de 2016 hubiera habido déficit comercial
La Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (CIARA) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC) informaron una liquidación de USD 13.280,9 millones entre el 3 de enero y el 1° julio de 2016. Este monto equivale al 47% del total exportado por la Argentina y es similar a las liquidaciones récord para el período de 2014 y 2011, cuando acompañaban mucho más los precios internacionales.
En la misma línea el último Balance Cambiario del Banco Central informó que en el primer semestre del año, los cobros de exportaciones de oleaginosas, aceites y cereales totalizaron USD 15.114 millones (54% de las exportaciones nacionales), con un incremento de 18% en términos interanuales.
Entre enero y junio las exportaciones de Productos Primarios acumularon un incremento de 21,8% anual en volumen, mientras que las Manufacturas de Origen Agropecuario aumentaron 17,6% respecto de 2015, según el INDEC. Un informe de la consultora Ledesma destacó que «ambos rubros fueron los únicos responsables del alza registrada por los valores y cantidades exportadas totales durante los primeros seis meses de 2016, ya que el resto cayeron en cantidad y valor».
Abeceb refirió que el saldo comercial positivo respondió a que esencialmente «el ‘ahorro’ en importaciones por la caída en el precio del crudo más que compensa la caída en las exportaciones por los menores precios de la soja y los principales cereales». La consultora del economista Dante Sica agregó que «el saldo comercial medido a precios del primer semestre del año anterior arrojaría un déficit de USD 814 millones», incluso mayor que el del primer semestre de 2015.
El importante caudal de dólares que ingresó a la economía nacional por las emisiones de deuda soberana y provincial, además de colocaciones corporativas, provocaron un exceso de oferta en el mercado cambiario local que, a la par de elevadas tasas de interés en pesos determinadas por la política monetaria del BCRA, anclaron el valor del dólar en un nivel que no llegó a equiparar la inflación. El dólar mayorista, de referencia para el comercio exterior, subió 15% entre enero y junio, frente a un aumento de bienes y servicios en torno al 30 por ciento.
Las ventas de granos y sus derivados industriales significan casi la mitad de las exportaciones
Esta variable cambiaria erosionó el potencial exportador de los rubros industriales, que sufren la recesión de Brasil, principal mercado para las manufacturas nacionales, al mismo tiempo que mantuvo una cierta ventaja en cuanto a precios para importar. El INDEC especificó que las exportaciones de Manufacturas de Origen Industrial retrocedieron en junio un 13,8% interanual, para acumular 24 meses consecutivos de caídas.
La consultora Ledesma resaltó que el mal desempeño de las cantidades exportadas por el sector fabril «está en línea con la fuerte contracción experimentada por los niveles de producción de buena parte de los bloques industriales y en su mayor parte resulta explicado por la evolución negativa del mercado brasilero».
El primer riesgo que asoma es que el importante ingreso de dólares financieros, por los que las instituciones argentinas pagan una alta tasa de interés del 6 al 9 por ciento anual, se vuelva un egreso a través de importaciones. Muchas de estas importaciones, como las de bienes de capital (cuyas cantidades crecieron 7% respecto de 2015), son imprescindibles para mejorar la producción nacional y aportar para el resurgimiento de la economía, pero otras implican una amenaza directa para la producción local, que aún no está en condiciones de afrontar una competencia agresiva de artículos baratos del exterior.
El escaso superávit en el período de mayor ingreso exportador agrega otro riesgo, el de cerrar el ejercicio de 2016 con déficit comercial, a pesar de uno de los mejores semestres históricos de la agroindustria, que por la estacionalidad de su operatoria exportadora no replicará este nivel de ventas en la segunda mitad del año.
Fuente: Infobae