Hoy, la moda parece ser importar. Claro que esto depende, en gran medida, de las políticas y economías de turno, la facilidad para hacerlo y los comentarios que se escuchan o leen en distintos medios periodísticos (algunos no siempre alineados con la realidad).
Sin embargo, existe el lado inverso: llevar mis productos o mis ideas al exterior.
En otras palabras, exportar talento al mundo.
Como punto de partida, recomendamos leer nuestra nota anterior sobre “La simplicidad de los primeros pasos de exportar: cómo internacionalizar tus productos sin complicaciones.” Haciendo clic aquí.
En esta ocasión, nos enfocaremos en la parte operativa de una exportación, es decir, qué sucede una vez que la mercadería está lista para salir del país: ya facturada (Factura tipo “E” emitida mediante ARCA) y acompañada de su packing list, preparada para ser remitida al lugar de Aduana correspondiente, según el medio de transporte elegido (aéreo, terrestre o marítimo).
El punto de partida: la condición de venta
Todo comienza con la condición de venta. En este caso, tomemos como ejemplo EXW (Ex Works).
Me detengo en esta modalidad porque no todos la manejan, y vale la pena analizarla para despertar nuevas ideas o estrategias comerciales.
En términos simples, significa: “Te vendo el producto, pero no me ocupo de nada más que dejártelo listo en mi fábrica.”
Así lo indica la teoría. Pero… ¿en la práctica realmente funciona así?
La respuesta puede ser sí o no, dependiendo del acuerdo comercial. Si deseo fortalecer la relación con mi comprador, puedo tener un gesto adicional y acercar la mercadería al lugar donde se realizará la operación aduanera. En ese caso, mantengo la condición EXW, pero rompo su estructura teórica.
Lo importante es conocer al comprador y coordinar con él los requisitos de ingreso de la mercadería, su embalaje y posibles intervenciones de organismos técnicos.
El objetivo final siempre es el mismo: que el producto llegue al depósito del importador sin inconvenientes.
Secuencia operativa de una exportación
1. Fábrica, empresa o depósito local:
Aquí se prepara la mercadería lista para envío. Debe contar con rotulación, embalaje y documentación correspondiente para poder ser ingresada al lugar donde se hará la Aduana.
2. Contratación del servicio aduanero:
Entra en juego el Despachante de Aduana, eslabón fundamental de toda cadena de comercio exterior. Se recomienda contratar sus servicios antes de iniciar cualquier gestión y que el profesional cuente con el respaldo del Centro de Despachantes de Aduana de la República Argentina.
3. Documentación necesaria:
Dependerá del producto y del destino. Es esencial coordinar con el importador para definir la documentación. Conviene realizar borradores y, una vez aprobados, emitir los documentos definitivos:
- Factura de exportación (Tipo E)
- Packing List
- Certificado de origen (si aplica por acuerdo bilateral)
Esta documentación sirve para poder ingresar donde realizaremos la Aduana.
- Remito de ingreso al depósito fiscal
- Permiso de Embarque (una vez oficializado por el despachante)
4. Transporte local:
Traslada la mercadería desde la planta o depósito hacia el depósito fiscal o aeropuerto.
5. Depósito fiscal o lugar de Aduana:
Al llegar con remito, se descarga la mercadería y el despachante presenta la documentación. Desde ese momento, la mercadería pasa a jurisdicción aduanera.
Canales de selectividad aduanera
Una vez presentada la destinación, la Aduana determina el canal de control:
- Canal Verde: autorización directa de exportación.
- Canal Naranja: control documental previo a la autorización.
- Canal Rojo: control documental y verificación física de la mercadería.
Cada canal tiene su alcance y el personal aduanero puede modificarlo si detecta observaciones mediante el Parte Electrónico de Novedades (PEN) dejando constancia y fundamentos del cambio de canal.
Etapas finales
6. Coordinación con el transporte internacional:
El medio dependerá del volumen, la urgencia y el destino final de la carga.
7. Facturación del depósito fiscal:
El depósito fiscal emite factura al exportador argentino, independientemente de la condición de venta.
Es fundamental asegurarse de que el depósito esté autorizado para manipular el tipo de mercadería a exportar.
8. Cumplido de exportación:
Es la constancia de que las mercaderías fueron efectivamente embarcadas o egresaron del país por la Aduana de salida.
9. Reintegros de exportación:
Cuando se exportan bienes de origen argentino nuevos, el Estado puede reintegrar parcial o totalmente una suma de dinero para fomentar las exportaciones. Dejamos una nota relacionado con este punto. “¡Reintegros a la exportación! ¿Qué tengo que saber sobre este estímulo clave para exportadores?” Haciendo clic aquí.
10. Facturación de la gestión del Despachante:
Debe definirse si los honorarios serán abonados por el exportador o por el comprador extranjero, según la condición de venta.
En cualquier caso, la empresa exportadora es responsable de la designación del despachante.
11. Liquidación de divisas en el banco interviniente:
Este paso es clave: sin liquidación de divisas no se cumplen los requisitos del BCRA ni se habilita el cobro de reintegros aduaneros y teniendo inconvenientes futuros en función de la Ley Penal Cambiaria.
Conclusión
Exportar no es solo vender al exterior: es comprender la logística, la normativa y el valor de cada paso operativo.
Una gestión ordenada y profesional marca la diferencia entre una exportación exitosa y un dolor de cabeza.
Agustín Páez Romairone
Socio Nº 6851 – CDA
Miembro de la institución fundada en 1912 que fortalece la profesión y garantiza estándares de excelencia en comercio exterior.Whatsapp: +54 9 11 3075-7585
